martes, 11 de julio de 2017

A la práctica

"Mujer de corazón ensillado" Óleo / Lino
     Derechos Reservados © Carmen Alarcón

Armonía y preferencia cromática

Por Carmen Alarcón Collignon


Es claro que el color es el medio más subjetivo en lo que respecta al arte, es complicado forjar un concepto referente a éste, se ha abundado en consideraciones  en cuánto al color se refiere; finalmente diremos que lo único cercano al concepto de color es: luz blanca que se descompone en lo que ya sabemos se conocen como los llamados colores luz, esto sucede al atravesar con un haz de luz un prisma de cristal.
Hemos advertido que en las arte plásticas el color se aborda desde los pigmentos, la práctica apunta a una inexacta correspondencia entre ésta y la teoría, ya que es conocido que la suma de los colores pigmentos en realidad no produce  negro, por lo que este color, es adicionado como pigmento puro para lograr los oscuros que sólo pueden darse a través del negro profundo. Sin embargo, conocer la teoría del color nos ayuda a entender en qué medida podemos aplicar los conocimientos teóricos a la habilidad; al mezclar los colores en busca de la producción de una gama mayor, la teoría nos permitirá entender como funcionan las mezclas, aunque cabe anotar que en el trabajo cotidiano, mezclar los colores se convierte en algo totalmente intuitivo para el artista.
Los artistas visuales tenemos generalmente preferencias cromáticas independientes de la temática esgrimida en la obra o la escuela que desarrollamos en nuestro trabajo; los colores utilizados para la realización de nuestro quehacer pictórico hablan de temperamento, esto permite expresar a través del color una tendencia totalmente independiente del contenido de la obra. Cuando los artistas visuales elegimos la paleta a usar en una trabajo artístico, no la disponemos cómo el círculo cromático y cabe decir que son pocos los que apoyan su preferencia por determinada gama, en la teoría.
El circulo cromático es un disco con un triángulo al centro con los vértices que apuntan cada uno a un color primario y cuyo centro es el centro del mismo disco, con los colores dispuestos alrededor a partir de un primario, le sigue su secundario, un terciario y así sucesivamente las mezclas que de estos se deriven, hablar de mezclas de color lleva a lo infinito de las mismas, como infinito es el universo mismo.
Habitualmente el artista tradicional recurre a una paleta de colores sólidos, lo que le proporciona un esquema clásico y le asegura una armonía cromática acertada y enfocada a lo que pretende manifestar en su labor plástica. Sin embargo el artista contemporáneo debe elegir una paleta personal, propia, variada y en ocasiones abundante; sin perder de vista las armonías cromáticas y el propósito expresivo de su obra en relación a la paleta utilizada en ella.
También debemos considerar la limpieza y luminosidad del color al realizar las mezclas, lo que es determinado por el color dominante; no obstante se debe tener en cuenta que en algunas mezclas de colores poco luminosos, habrá que añadir algo de blanco. Así mismo se hace menester saber que un color cálido se puede “enfriar” por medio de la mezcla de blanco, negro o gris, el resultado sigue mostrando colores cálidos pero en un grado de “temperatura” menor.
Así consideremos que los verdes se aclaran con amarillo, y se oscurecen con el azul, ya que estos dos colores conforman toda la gama de verdes luminosos que el artista puede lograr mezclando ambos colores, añadirle blanco al verde lo hará ligeramente más frío. El rojo, aclarado con el amarillo vira la tonalidad de éste hacia el naranja, por lo que se deduce, que el rojo se oscurece con el azul hasta llegar al morado y se aclara con el amarillo hasta lograr el naranja; si adicionamos blanco a los colores lograremos la suma de luminosidad, así un rojo con blanco se transforma en rosa, pero no varia su color, lo que cambia es el tono. Hay colores a los que no debe sumárseles el negro para lograr una tonalidad más oscura, como es el amarillo, ya que sumarle negro lo ensucia y adultera su tono, sin embargo la adición de blanco si le proporciona luminosidad.
Un problema para el artista es la representación de la luz y la sombra, lo que suele resolverse al aclarar y oscurecer los colores de las cosas, sin embargo debemos saber, que aún en la sombra existe color, al igual que en la luz más intensa se refleja el color del objeto que la recibe. Otro factor a tener en cuenta es la distancia o atmósfera, por lo que vale la pena recordar que según la teoría del color los tonos cálidos son más cercanos a la vista y los fríos son más lejanos, lo que permite dar la sensación de lejanía o atmósfera en una obra de arte mediante el uso de azules y cercanía o primer plano por medio de los naranjas.
Hemos abarcado a groso modo lo que a color se refiere, sabemos que para ser colorista no hace falta echar mano de una paleta amplia de color, sino saber como funcionan los pigmentos para lograr las mezclas deseadas, también hemos dicho como funcionan los colores luz y los colores pigmento en un monitor, lo que ahora me gustaría señalar es que, para imprimir lo que vemos en el monitor, debemos conocer como funciona la impresora en la que se le va a dar salida a la imagen, al igual que, el papel en el que va a soportarse ésta.




Referencias:
Parramón, J. M. Teoría y Práctica del Color. Parramón, España 1998
Capilla, P. Artigas, J. Pujol, J. Fundamentos de Colorimetría. Universitat de Valencia. España 2002

Pawlik, J. Teoría del Color, Paidos Ibérica Ediciones. España 2004