martes, 25 de abril de 2017

Grabado no tóxico
Técnicas alternativas

Por Carmen Alarcón Collignon

"Madrugada"
Intaglio en fotopolímero
Derechos Reservados © Carmen Alarcón
Cada vez es más frecuente descubrir en el grabador la necesidad de buscar procedimientos alternativos no tóxicos para realizar su trabajo, se percibe la actualidad cómo el tiempo de explorar materiales naturales y medios en los que no se involucren sustancias nocivas, es el momento de la transición entre el grabado tradicional y el grabado no tóxico.
Bajo el rubro de grabado no tóxico se engloban una serie de técnicas de grabado que recurren a diferentes materiales para llevar a cabo el proceso, que van desde los barnices acrílicos hasta los filmes de fotopolímero utilizados para los circuitos impresos en la electrónica.  No obstante que la preocupación es eliminar del taller los elementos que causan toxicidad aún se encuentran en éste, sustancias químicas con las que se enfrenta el artista grabador y con las que debe lidiar con precaución, sin embargo no representan el peligro inminente de la inhalación de vapores tóxicos generados por los solventes, asfaltos, ácidos y resinas del taller tradicional.
Para hablar del grabado no-tóxico es inexcusable em pezar con la técnica llamada: punta seca. Técnica de hueco grabado directa, en la que no interviene el ácido; cuyo proceso consiste en incidir la plancha con una punta o aguja de grabador, aunque cabe decir que cualquier objeto que hienda la lámina es adecuado para grabar una imagen sobre ésta. Las puntas para grabar son de acero endurecido resistentes a la fricción con el metal de la lámina, sin embargo se puede utilizar cualquier objeto punzante para herir la placa: agujas, clavos, la punta de un compás...
Cuando se realiza la punta seca sobre lámina de metal, la aguja de grabar deja sobre la placa pequeñas rebabas que al entintar guardan más tinta y producen al imprimir, un efecto aterciopelado y visiblemente manual que confiere a la estampa una atmósfera típica del grabado a la punta seca.
La pequeñas rebabas que produce la punta al incidir en la lámina suelen dejarse, es decir el metal se desplaza a los lados de la línea y ahí permanece, la ubicación de las rebabas depende de la inclinación de la aguja al grabar la lámina, ya que puede dejarlas en uno o en ambos lados; son estas rebabas las que originan el resultado delicado de negros profundos en la estampa final. Las rebabas producidas a lo largo de la línea son finas y tienden a desgastarse con rapidez bajo la presión del tórculo, implican un trabajo de entintado y limpieza escrupulosa, así como un tiraje limitado.
En ocasiones el artista grabador pule la placa para eliminar los rebordes producidos por la aguja, trabajo que debe realizar minuciosamente para evitar borrar la línea o restarle profundidad, también se suele endurecer la lámina por medio de electrólisis, acerar la placa, para evitar que al realizar el tiraje las rebabas desaparezcan y cambie el resultado buscado por el autor. El endurecimiento de la lámina permite un tiraje amplio y casi uniforme, de gran calidad.
Las láminas que se trabajan generalmente con punta seca van desde el cobre, el zinc, el plástico, hasta el poliestireno, incluso casi cualquier superficie que pueda ser grabada  con la aguja es viable para su uso en este proceso. La posibilidad de utilizar tantos y tan diversos materiales para la incisión de la imagen, hacen que la práctica del grabado a la punta seca sea económica y con grandes posibilidades experimentales; como la mezcla de distintas técnicas para lograr una imagen cargada de expresividad.
La punta seca es una de las técnica  más antiguas conocidas dentro de la gráfica, sin embargo, abordar otros procedimientos no tóxicos enriquece los resultados finales en el taller, permite al artista grabador ser considerado con el medio ambiente y observar una filosofía urbana de actualidad; así como encontrar otros procedimientos no tóxicos que consiguen obras gráficas de igual o superior calidad a las logradas mediante procedimientos llamados tradicionales.
Fundamentalmente las nuevas técnicas del llamado grabado no tóxico se asientan en el uso de materiales amables con el medio ambiente, resinas acrílicas, tintas base agua, sales cáusticas y mordientes ecológicos, galvanografía y todos los materiales que permitan la realización del grabado sin riesgo para la salud, así como observar una conducta ecológica en del taller del grabador.
Dentro de la experimentación en el grabado no tóxico uno de los logros importante es la llamada collagraph o collagrafía, técnica aditiva de efectos pictóricos en la cual distintos materiales se agregan a un sustrato rígido y se adhieren por medio de una pasta aglutinante.
Al incorporar el collage como proceso para lograr la matriz de una estampa, las impresiones se enriquecen con los sugestivos relieves que permite lograr la técnica; este procedimiento exige al artista paciencia, ya que requiere de un adhesivo para pegar los elementos o materiales que el artista eligió para realizar la matriz de la estampa; cabe señalar que también es posible para el grabador trazar el dibujo directamente con la pasta aditiva sobre la lámina de cartón grueso o MDF, también anotar que el fibracel o aglomerado de cartón son soportes apropiados para la collagrafía; se debe advertir que es posible elaborar la pasta con resina acrílica, acetato de polivinilo y carbonato de calcio o pasta de modelar.
Una vez obtenida la pasta se distribuye sobre el soporte y se utilizan distintas herramientas para dibujar la imagen, como: pinceles, espátulas, utensilios de uso común, etc. El entintado y la impresión de las estampas es igual que en cualquier técnica calcográfica y los resultados dependen de la sensibilidad y práctica del artista grabador.
Otras técnicas alternativas han sido abordadas en números anteriores, sin embargo hay algunas cuya descripción aun espera en el tintero y de las cuales hablaré en un futuro…


Continuara…

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