martes, 6 de noviembre de 2012


Técnicas alternativas
Una opción…
26 de marzo del 2009, publicado en Grafilia

Por Carmen Alarcón Collignon

El café de los amantes
Derechos Reservados © Carmen Alarcón
En el mundo del grabado se conocen las técnicas sustractivas y las aditivas, se denominan técnicas aditivas aquellas que se crean a partir de la suma de materiales a la lámina, las sustractivas son aquella en las que quitamos material al soporte, entre las que encontramos: linografía, xilografía, buril, mezzotinta, aguatinta, aguafuerte, etc. Una de las alternativas del  grabado no tóxico es precisamente una técnica aditiva, la construcción de la matriz  a partir de un soporte rígido: metal, madera, cartón, plexiglás, plásticos de reciclaje o cualquier material rígido al que le adherimos diversos materiales como: arenas, resinas, colas o pegamentos, barnices, soldadura, masilla, geso, resinas epóxicas…con los que formaremos la imagen a partir de la superposición de estas sustancias sobre el soporte elegido como matriz, mediante la creación de diferentes texturas que retendrán la tinta y permitirán el subsecuente estampado y le otorgan al grabado el efecto matérico y de textura propio de  la colagrafía. Una de las técnicas aditivas que permite obtener efectos pictóricos es la conocida como Carborundo, el proceso que se sigue para realizar esta técnica inicia con la adición de un aglutinante o adhesivo sobre el diseño de la lámina a la que se le espolvoreará el carborundo, se sacude el sobrante, se deja secar, se entinta y se procede a estampar la imagen. En algunos casos conviene hacer una mixtura diluyendo el adhesivo y el carborundo, y después proceder a pintar con esta mezcla sobre la lámina o matriz, medio que le da al grabado la expresividad pictórica característica de la técnica.
Cabe decir que el carburo de silicio es conocido como carborundo y se prepara al someter a una temperatura muy elevada una mezcla de residuos de combustible sólido o líquido combustionado, arena de sílice y cloruro de sodio (sal común) y da como resultado una maza de extraordinaria dureza, muy cercana a la dureza del diamante; lo que permite sustituir con el carborundo al esmeril. El carborundo y la arena de sílice le conceden a la matriz zonas granuladas con gran capacidad de retención de tinta que permiten la estampación de negros aterciopelados, sólo logrados mediante esta técnica, esta cualidad de texturización también se traslada al papel, al imprimir la estampa en él se transfiere la textura dotando a nuestro trabajo de gran expresividad. Cabe mencionar que la calidad de los negros depende directamente de la cantidad de carborundo utilizado; una textura rugosa retiene mayor cantidad de tinta y produce en la estampa una impresión de mancha, deja en el papel un profundo relieve al pasarlo por el tórculo en el proceso de estampación.
Otro de los procedimientos aditivos, ademas conocido como proceso no tóxico, es el fotograbado con película de fotopolímero, se logra mediante la adhesión del filme fotosensible sobre la lámina, en el que el diseño se elabora en un acetato o fotolito y después se traslada a la matriz por medio de la luz ultra violeta para sensibilizar la imagen, se procede al revelado con una solución de agua tibia y un poco de carbonato de sodio; esta técnica permite obtener imágenes fotográficas o digitales con efectos de aguafuerte y aguatinta dentro de las técnicas alternativas del grabado no tóxico. En el mercado encontramos distintas marcas de película de fotopolímero, placas presensibilizadas listas para procesarse en la insoladora con nuestro diseño previamente trabajado en material transparente. 
Para elaborar nuestro proyecto y realizar el acetato o fotolito, se pueden combinar nuestras imágenes digitalizadas con materiales y técnicas convencionales, explorar el mundo digital, manipular la imagen para crear un nuevo diseño; mezclar materiales y técnicas nos permite  incursionar en el mundo de la tecnología de la mano del arte tradicional. Integrar lo digital con lo convencional en el arte es un proceso excitante que incrementa en el artista su nivel de creatividad, borra los límites entre las disciplinas y abre nuevas posibilidades para la creación y reproducción de originales múltiples seriados. Entender la tecnología de punta e identificarla como una herramienta de gran potencial expresivo otorga al artista grabador una habilidad que otros artistas no interesados en la tecnología, no poseen.