miércoles, 13 de marzo de 2013

Galvanografía


El grabado electrolítico
Por Carmen Alarcón Collignon

Texto publicado en Grafilia en septiembre del 2007

El artista grabador, como generador de cambios, debe estar comprometido con el hecho de velar y preservar la calidad  de su entorno, así como considerar realizar su trabajo desde la perspectiva del  grabado no tóxico. Para esto es necesario conocer las alternativas y opciones que la tecnología brinda en la actualidad. Al hablar de nuevas técnicas para el grabado artístico no pretendo con esto 
descalificar ninguna técnica ni tradicional ni alternativa, sino situar a cada una en el terreno que le corresponde.
El grabado calcográfico tiene más de quinientos años de historia y sólo hasta hace unos cuantos años ha cambiado hacia nuevos derroteros. Los barnices de recubrir, las resinas y los asfaltos han sido sustituidos por nuevos materiales que no necesitan solventes tóxicos; al igual, actualmente encontramos tintas base agua que pueden sustituir a las tintas con solventes, así como el uso del cloruro férrico en lugar del mordiente holandés o del ácido nítrico. Sin embargo el grabador poco experimentado en las técnicas alternativas, refuta los resultados; sin saber de buena tinta, que estos nuevos métodos permiten un mayor cuidado de su salud. La tecnología actual no sólo te admite continuar con las técnicas del grabado tradicional, sino que también aprueba combinar dichas técnicas con los nuevos  procedimientos y encontrar nuevas formas de expresión en una serie de prácticas experimentales que son tan variadas como los procesos.
El gusto por las nuevas tecnologías no sólo abarca las técnicas del fotograbado, los métodos de grabado electrolítico, sino también los procesos fotográficos clásicos, que se mezclan con las técnicas alternativas con excelentes resultados; sin embargo la mayoría de los grabadores opina que estos procedimientos son absolutamente novedosos, cuando en realidad debemos tener claro que sólo son la evolución de procesos inventados o descubiertos en el siglo XIX. La aplicación de estos procedimientos a la modernidad, es en ocasiones vertiginosa; en otras el proceso es muy lento, debido a la obstrucción de los artistas que suelen ser mesurados y  sumamente conservadores, y no asumen la disciplina que exigen las nuevas tecnologías.
La búsqueda de métodos alternos de grabado que faciliten el trabajo y a la vez sean menos tóxicos se debe a la cultura de conservación del medio ambiente y al compromiso que los artistas grabadores adquirimos con estas medidas ecológicas. Es la razón principal que los estudiosos de la gráfica de todo el mundo le dediquen esfuerzos a esta investigación. Así encontramos que la electrólisis le plantea al grabador nuevas perspectivas para encontrar procedimientos de grabado no tóxicos, como es el método del grabado electrolítico.
Es conveniente apuntar que la galvanografía fue descubierta por Luís Galvani en 1789;  el galvanismo es un procedimiento electrolítico llamado en principio: electrograbado o grabado anódico; es un procedimiento similar a la carga de la batería del automóvil.  Al igual que la carga de baterías, el grabado electrolítico requiere una corriente continua. El desarrollo de los métodos de grabado electrolíticos ha acrecentado la investigación de los procedimientos denominados no tóxicos, como mencioné, el electrograbado tiene su fundamento en el galvanismo; que es la manera de producir químicamente electricidad.
El grabado electrolítico es complejo, pero es menos peligroso que los gases tóxicos que emanan de la lámina de metal en el baño de ácido. Muchos artistas grabadores no conocen el proceso químico que genera el agua fuerte, no se preocupan por tratar de entenderlo, simplemente es un método necesario para realizar su obra; de esta manera,  igual puede realizar el grabado electrolítico sin entender el proceso de producción de electricidad por razón de la química, el cual se utiliza para corroer la placa.

El proceso electrolítico
Colocamos de forma paralela dos láminas de metal, que bien puede ser el cobre, sin que se toquen entre ellas, dentro de una tina que contenga una solución conductora o caldo electrolítico compuesto con iones del mismo metal que las láminas, como sería el sulfato de cobre y las conectamos a una fuente de corriente continua, ésta, la energía, circulará entre una lámina y otra  a través de la solución, así, con este método, los “iones” positivos y negativos son atraídos por la plancha que tiene polaridad opuesta, unidos como un imán. Los iones de cobre positivos se pegan al cátodo y los iones sulfato negativos son  atraídos a las áreas desnudas del ánodo, reaccionan con el cobre de la superficie, corroyéndola. Los “iones” de cobre se solidifican en la lámina que actúa como cátodo y equivale a la cantidad extraída de la lámina que es el ánodo. El resultado es justamente igual que al grabar con un ácido, la mayor ventaja del proceso electrolítico es que a las láminas se le puede dar mayor o menor intensidad, lo que le proporciona al grabado, calidades de textura inigualables que con otros métodos de grabado.
La solución conductora, es reutilizable, no se agota; el proceso es totalmente seguro ya que el voltaje que se usa es bajo; no hay que usar guantes, no genera gases, los resultados de intensidad del grabado en las mismas condiciones de voltaje, son siempre los mismos, el costo es mucho menor ya que la electricidad que se utiliza es menor al consumo de un foco.
Los barnices resistentes deben ser compuestos de aislantes eléctricos. Los bloqueadores prácticamente son los mismos a los utilizados en el grabado calcográfico, no obstante recomiendo hacer el barniz protector con asfalto, cera, trementina y resina o utilizar la tinta de impresión con unas gotas de secativo para protejer la lámina,  las tinta usadas para la impresión serán las mismas que el grabador acostumbra a utilizar, aunque se aconseja usar las tintas base óleo, la impresión será efectuada como la de cualquier grabado calcográfico. 
La acción electrolítica sobre las zonas descubiertas produce en el cobre un graneado similar al del aguatinta, lo que descarta el uso las breas o las lacas acrílicas pulverizadas sobre la plancha de metal. Finalmente debemos saber que para grabar planchas de cobre es necesario el sulfato de cobre, para las de zinc, el sulfato de zinc y para el acero, el sulfato ferroso
Septiembre de 2007