viernes, 29 de junio de 2018

El Esténcil



Arte urbano o arte callejero…
Por Carmen Alarcón Collignon
 Delfina
                         Derechos Reservados © Carmen Alarcón

El esténcil es una representación artística que deliberadamente irrumpe en el espacio público para llamar la atención, es un grito en espera del silencio que desaparece al ser tachado, repintado o simplemente, recreado por otro artista urbano. Es una representación anónima y mundana que se aloja en las calles en espera de la mirada dirigida por los transeúntes. No necesita exhibición ni galería, no espera el halago ni el desprecio, simplemente ahí está.
Los esténciles, generalmente suelen estar plagados de divulgaciones subversivas, políticas y sociales, estas imágenes se extienden a lo largo de las grandes urbes, son mensajes que estimulan a la reflexión mediante la ironía y el humor. Es una forma de participación de arte urbano, en la que el artista se apodera del espacio público para intervenirlo con las estampas generadas a partir del esténcil.
Esta práctica, también es conocida como estarcido, la forma en que se realiza el estampado es a partir de una plantilla con el dibujo recortado, la cual sirve para aplicar la pintura a través de los recortes y obtener la imagen sobre la superficie seleccionada. Al elaborar el dibujo para realizar un esténcil se busca reducir el resultado visual a sombras, luces y contornos, simplificando así el efecto al eliminar los medios tonos y disponer sólo de elementos gráficos contundentes.
Para producir la plantilla es necesario recortar el proyecto en una cartulina dura o, con muy buenos resultados, en estireno; con una cuchilla de corte son sustraídas, del material las zonas sólidas del dibujo para que aparezcan huecas y dejen pasar la pintura; así el diseño queda limitado a la forma de los huecos que constituyen la plantilla; ésta puede fijarse a la superficie con cinta  adhesiva o de embalaje, lo que facilita el estarcido.
El esténcil puede emplearse sobre cualquier superficie plana: tela, madera, seda, metal, así como sobre muros y techos; son las bardas perimetrales de los terrenos baldíos una de las superficies más recurridas para recibir la estampación del esténcil. Sin embargo la superficie queda supeditada al tipo de pintura con el que se llevará a cabo el proyecto. Generalmente se utiliza pintura acrílica, por lo tanto es recomendable utilizar pinceles de pelo corto redondos especiales para la técnica del estarcido, también es válido recurrir al uso de brochas, esponjas, cepillos, estarcidores de boca y pintura en aerosol.
Mencionar un poco de historia acerca de la técnica obliga a señalar que desde la antigüedad el estarcido ha sido usado para decorar, ya en la antigua Roma era empleado para adornar muros y frisos, también conviene anotar que China utilizo las plantillas para decorar techos y paredes, así como textiles y grabados a color. En Europa durante la Edad Media se utilizó para repetir motivos de ornamentación en las ilustraciones de los manuscritos y en los albores del siglo XVIII para ornamentar porcelana y tapices.
Si bien el esténcil es una técnica muy antigua de estampado, se ha convertido actualmente en una nueva y moderna forma de expresión estrechamente vinculado a la serigrafía y al uso de programas de manipulación de imagen en computadora; para generar imágenes planas fáciles de recortar. El esténcil también es conocido como “arte callejero” por la expresión en inglés street art, sin embargo  este término engloba  todas las manifestaciones desarrolladas en el espacio público urbano como: el graffiti, el tag y el sticker. El esténcil comprende una representación plástica y una experiencia artística urbana, que genera distintas lecturas cuando se desarrolla en el espacio público, en la calle. Los códigos comunicacionales que surgen a partir del esténcil como arte urbano divulgan una idea. Por tal motivo, además de ser una representación estética de arte urbano, tiene la cualidad de ser: arte múltiple cuya finalidad es comunicar, denunciar, expresar…
El interés por encontrar nuevas formas de expresión a partir de elementos contraculturales obliga al artista a usar el ingenio, lo que significa trabajar solo o en grupo, le compromete a penetrar y fragmentar el paisaje urbano proponiendo lenguajes contestatarios sin otro fin que el de expresar desde su semántica visual una lectura paralela a la de la calle. En fin el esténcil es un movimiento cultural que se apropió de la ciudad al igual que las demás manifestaciones de arte urbano, sin embargo el esténcil encuentra escenarios de información diferentes a las otras manifestaciones estéticas urbanas. La proliferación de los esténciles en la vía pública de las grandes ciudades es una de las formas de cultura actual marcada por la globalización, para penetrar y difundir estas manifestaciones los diseñadores requieren de las nuevas tecnologías de la información; así como el acceso a Internet es determinante para conocer los ismos culturales actuales también lo es para la propagación de estas imágenes, para formar redes entre los grupos  de artistas que intercambian plantillas por medio de la Red y lograr establecer un tejido de estampas a lo largo de varias ciudades y generar una lectura global. Es una forma de comunicación horizontal que entrelaza a los distintos hacedores de esténcil y los conecta con otros artistas urbanos en una red de lenguajes visuales. Este vínculo está determinado por la cultura visual y generalmente establecido entre los diseñadores egresados de las carreras insertas en el ámbito de la imagen.
En definitiva, los discursos sociales del esténcil adquieren sentido mediante la relación que guardan con el contexto donde son destinados. El lenguaje visual que les rodean, los espectadores y la arquitectura que los ostenta le confieren significación. Es claro que cada esténcil tiene su propia semántica cuya eficacia se fundamenta en la transmisión clara del mensaje. Las imágenes generadas por el artista a través del esténcil pueden ser únicas o repetirse, conformar un mural a lo largo de una o varias ciudades y así generar un discurso estético global.

sábado, 16 de junio de 2018

Aguatinta al Azucar


Técnica cuasi pictórica

"Dragón y Delfina"  Aguatinta al azucar
                         Derechos Reservados © Carmen Alarcón
Por Carmen Alarcón Collignon

 
Para hablar sobre las técnicas que recurren al uso de la brea o resina en el grabado artístico abordaré  el aguatinta al azúcar. Técnica en la que el grabador realiza el diseño de la estampa en una plancha de metal limpia y desengrasada por medio de un  proceso de dibujo que utiliza una solución de miel de maíz, azúcar y tinta china o gouache negro; esta mixtura suele aplicarse con pincel o brocha directamente sobre la plancha. Sí se trata de trazos finos la lámina no deberá tener la capa de resina propia del aguatinta, es un método adecuado  para lograr líneas más gruesas o mordida abierta, en caso de zonas más amplias es mejor aplicarla con brocha sobre una plancha ya resinada y fundida la brea.
El negro de la tinta China permite al grabador ver la imagen dibujada sobre la superficie de metal y tener una idea acertada del resultado que  logrará después de sumergir la placa en el baño de mordiente. La elección para realizar el proyecto con pincel o brocha está determinada por los requerimientos y el desarrollo que el proyecto de grabado exige. 
Una vez que ha secado el dibujo, se recubre la lámina con barniz protector líquido y se deja secar; antes de bañar la plancha, barnizada, en el cloruro férrico se sumerge ésta en una tina con agua caliente y se lava la placa, la temperatura del agua disuelve la mezcla del azúcar  poco a poco, el azúcar se dilata con el calor  y levanta la capa de barniz protector, deja al descubierto el metal limpio o resinado donde se dibujo con las pinceladas el diseño de la estampa; recomiendo usar un pincel blando o la yema del dedo y pasarla suavemente sobre las partes dibujadas en la placa para acelerar el proceso de disolución, el resto de la lámina se mantiene protegida por el barniz de recubrir. El hecho de ser un proceso que involucra el uso del pincel o la brocha para elaborar el dibujo lo hace un procedimiento espontáneo de gran calidad pictórica.
El fundamento y soporte de esta técnica consiste en trazar sobre la lámina con cualquier líquido soluble al agua pero que tenga cierta densidad y se asga al metal, puede ser goma arábiga, miel líquida, incluso leche condensada funciona adecuadamente para el aguatinta al azúcar. La tinta China permite colorear la mezcla para que el diseño sea visible y percibir los trazos dejados por el pincel. Es un procedimiento indirecto del grabado calcográfico de gran expresividad gracias al efecto pictórico que produce en la estampa
Las láminas pueden ser de cobre, zinc, fierro o aluminio, deben estar protegidas por el dorso con laca, goma laca o precinto, para que al introducirlas al mordiente no se dañen. Pueden ser resinadas antes del diseño con la mezcla del azúcar o después de levantar ésta en el agua caliente, sin embargo cuando las zonas a levantar son muy amplias es recomendable la lámina resinada y fundida antes de elaborar el dibujo al azúcar. Los pequeños espacios abiertos entre cada punto de resina fundida serán mordidos por el cloruro férrico; la intensidad del color dependerá del tiempo que la plancha sea expuesta a la acción del mordiente, la profundidad de los surcos en la placa es equivalente al tiempo de mordida al que se expone la plancha. También es posible conseguir diferentes tonalidades en este proceso mediante reservas con el barniz de recubrir y las sucesivas inmersiones en el baño de mordido. La composición de la mezcla del azúcar con la que he obtenido mejores resultados es la siguiente: 50 % miel de maíz y 50 % tinta China comercial, la cantidad de azúcar granulado refinado que requiere esta mezcla, implica que el azúcar se diluya en la mezcla de miel y tinta hasta su saturación.
También considero importante y significativo abordar entre las técnicas o procedimientos aditivos de la calcografía el método llamado “Lavis”  o aguadas a pincel, igualmente conocido como  método de ácido directo. Este proceso produce aguadas como las que se logran en la acuarela, permite obtener pinceladas degradadas y medios tonos sugerentes.  Es casi imposible lograr por medio de este proceso valores de negros intensos, sin embargo con destreza técnica es posible llegar a ellos, por lo que es aconsejable practicar en placas pequeñas o sobrantes de metal antes de dañar un grabado ya en proceso.
Al igual que en el procedimiento anterior la lámina debe estar desengrasada y protegida del dorso así como resinada y fundida la brea. Se dibuja el diseño sobre la plancha con un pincel sintético empapado en mordiente concentrado, diluiremos las orillas del mordiente aplicado con pincel a la lámina resinada con agua clara para evitar bordes duros, también podemos proteger alrededor del “Lavis”  con aceite y mezclar con agua para obtener mordidas más accidentales pero ricas en expresividad. Este método puede igualmente enriquecer una plancha ya grabada con otra técnica e incluso acrecentar el aguatinta de una placa ya mordida por el cloruro férrico…

viernes, 1 de junio de 2018

Placas de Circuitos Impresos


Nuevos materiales, nuevas búsquedas…

Por Carmen Alarcón Collignon
La búsqueda de materiales para el taller de grabado que representen un costo menor o  alternativas para realizar mejores procesos gráficos, ha llevado a muchos artistas grabadores a utilizar insumos de otras áreas de la gráfica, como sería del área industrial, incluso de otras profesiones u oficios.
Una de estas alternativas son las placas de circuitos impresos utilizadas en electrónica, representan un buen sustento para realizar grabados artísticos; están formadas por un soporte que puede ser, tanto de baquelita como de fibra de vidrio y una capa delgada de laminado de cobre sobre el soporte. En ocasiones es posible conseguir láminas con una aplicación muy delgada de barniz fotosensible que facilitan aún más el proceso del grabado, ya que en estas láminas sólo se necesita un acetato con la imagen a grabar, una fuente de luz UV, una tina con revelador y el baño de mordiente. Sin embargo, como todos los materiales fotosensibles es necesario manipular la placa en un lugar con luz de seguridad, tal y como se usa en los procesos fotográficos.
Ahora bien, lo primero que necesita el artista hacer para utilizar las láminas para circuitos impresos es un diseño en papel vegetal o acetato, puede ser una impresión o estar elaborado con lápiz, rotulador o cualquier otro material de dibujo. También es posible utilizar una fotocopia común del proyecto o imprimir en la impresora láser directamente sobre papel transfer si no tenemos lámina fotosensible, ya que recurriremos a la transgrafía para realizar nuestro grabado.
En seguida cortamos la placa a la medida con un cortador de disco con ayuda del moto tool, sujetamos la lámina con un sargento para que sea más cómodo el corte de la placa, recto y seguro; con una lija de esmeril quitamos las rebabas que pudiesen haber quedado en los bordes,  lavamos la lámina en una solución de vinagre y jabón para quitar cualquier rastro de grasa, a partir de este momento procuramos evitar tocar con los dedos la superficie a grabar, ya que cualquier mancha de grasa bloquea el proceso de grabado por electrolisis química (sulfato de cobre y cloruro de sodio como caldo electrolítico) y además, no olvidar que daña el diseño.
A continuación colocamos el papel transfer con el tóner en contacto con la placa; con la plancha de calor al máximo planchamos el papel durante un minuto aproximadamente para que el tóner se funda sobre la lámina y se adhiera a ésta. Terminado el calentamiento de la placa la sumergimos en agua durante unos minutos para humedecer el papel y evitar que el tóner se desprenda de la lámina. Cuando el papel está completamente mojado frotamos con los dedos suavemente para desprender la capa de papel y mantener el tóner sobre la placa; es necesario mantener húmedo el papel para evitar traernos el tóner y dañar nuestro diseño. También se debe tener esmero en la limpieza ya que cualquier resto de papel adherido a la placa, provocaría errores al grabarla.
Es el momento de introducir al baño de solución electrolítica nuestra lámina con el transfer. Una vez completado el tiempo de “mordido”, se lava la placa en agua corriente y la secamos con una pistola de aire caliente. Para retirar el tóner que se adhirió a la plancha, sólo es necesario utilizar un poco de solvente de naranja. La placa está lista para entintarse e imprimirse como cualquier otra lámina de grabado calcográfico.
Ahora bien, encontramos otros recursos que facilitan la transgrafía en las placas de circuitos impresos; es el caso de la serigrafía, la cual podemos usar para transferir el diseño a la lámina a través de la seda y mediante una tinta grasa que servirá de bloqueador al sumergirla en la solución salina. También es posible elaborar la seda con nuestro diseño, imprimirla en positivo en la lámina y después bañar la plancha con una laca a base de alcohol, una vez seca ésta, se retira la tinta de la lámina con un poco de aguarrás y se aplica una pintura acrílica con el aerógrafo para hacer el aguatinta; introducimos la lámina al baño de percloruro férrico (el cual logramos al agregarle al sulfato de cobre con cloruro de sodio se le agregan unos clavos de fierro y un poco de agua oxigenada) el tiempo necesario para lograr lo requerido por nuestro diseño. Lo siguiente es lavar la placa, retirar el acrílico con un poco de alcohol isopropílico, secarla e imprimirla para ver el resultado.
Los recursos de impresión que facilitan el trabajo del artista grabador son incontables y los que se desprenden de la serigrafía son innumerables, ya que la técnica acepta casi cualquier soporte para recibir la impresión con la única exigencia que sea plano, por eso es una técnica que facilita el trabajo del grabador.