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viernes, 14 de junio de 2024



"Cirquerilla" All rights © Carmen Alarcón
 "Cirquerilla"
All rights © Carmen Alarcón

 

El aguatinta

Por Carmen Alarcón Collignon






Para continuar la glosa sobre las técnicas que recurren al uso de la brea o resina en el grabado artístico abordaré  el aguatinta al azúcar. Técnica en la que el grabador realiza el diseño de la estampa en una plancha de metal limpia y desengrasada por medio de un  proceso de dibujo que utiliza una solución de miel de maíz, azúcar y tinta china o gouache negro; esta mixtura suele aplicarse con pincel o brocha directamente sobre la plancha. Sí se trata de trazos finos la lámina no deberá tener la capa de resina propia del aguatinta, es un método adecuado  para lograr líneas más gruesas o mordida abierta, en caso de zonas más amplias es mejor aplicarla con brocha sobre una plancha ya resinada y fundida la brea.

El negro de la tinta China permite al grabador ver la imagen dibujada sobre la superficie de metal y tener una idea acertada del resultado que  logrará después de sumergir la placa en el baño de mordiente. La elección para realizar el proyecto con pincel o brocha está determinada por los requerimientos y el desarrollo que el proyecto de grabado exige. 

Una vez que ha secado el dibujo, se recubre la lámina con barniz protector líquido y se deja secar; antes de bañar la plancha, barnizada, en el cloruro férrico se sumerge ésta en una tina con agua caliente y se lava la placa, la temperatura del agua disuelve la mezcla del azúcar  poco a poco, el azúcar se dilata con el calor  y levanta la capa de barniz protector, deja al descubierto el metal limpio o resinado donde se dibujo con las pinceladas el diseño de la estampa; recomiendo usar un pincel blando o la yema del dedo y pasarla suavemente sobre las partes dibujadas en la placa para acelerar el proceso de disolución, el resto de la lámina se mantiene protegida por el barniz de recubrir. El hecho de ser un proceso que involucra el uso del pincel o la brocha para elaborar el dibujo lo hace un procedimiento espontáneo de gran calidad pictórica.

El fundamento y soporte de esta técnica consiste en trazar sobre la lámina con cualquier líquido soluble al agua pero que tenga cierta densidad y se asga al metal, puede ser goma arábiga, miel líquida, incluso leche condensada funciona adecuadamente para el aguatinta al azúcar. La tinta China permite colorear la mezcla para que el diseño sea visible y percibir los trazos dejados por el pincel. Es un procedimiento indirecto del grabado calcográfico de gran expresividad gracias al efecto pictórico que produce en la estampa

Las láminas pueden ser de cobre, zinc, fierro o aluminio, deben estar protegidas por el dorso con laca, goma laca o precinto, para que al introducirlas al mordiente no se dañen. Pueden ser resinadas antes del diseño con la mezcla del azúcar o después de levantar ésta en el agua caliente, sin embargo cuando las zonas a levantar son muy amplias es recomendable la lámina resinada y fundida antes de elaborar el dibujo al azúcar. Los pequeños espacios abiertos entre cada punto de resina fundida serán mordidos por el cloruro férrico; la intensidad del color dependerá del tiempo que la plancha sea expuesta a la acción del mordiente, la profundidad de los surcos en la placa es equivalente al tiempo de mordida al que se expone la plancha. También es posible conseguir diferentes tonalidades en este proceso mediante reservas con el barniz de recubrir y las sucesivas inmersiones en el baño de mordido. La composición de la mezcla del azúcar con la que he obtenido mejores resultados es la siguiente: 50 % miel de maíz y 50 % tinta China comercial, la cantidad de azúcar granulado refinado que requiere esta mezcla, implica que el azúcar se diluya en la mezcla de miel y tinta hasta su saturación.

También considero importante y significativo abordar entre las técnicas o procedimientos aditivos de la calcografía el método llamado “Lavis”  o aguadas a pincel, igualmente conocido como  método de ácido directo. Este proceso produce aguadas como las que se logran en la acuarela, permite obtener pinceladas degradadas y medios tonos sugerentes.  Es casi imposible lograr por medio de este proceso valores de negros intensos, sin embargo con destreza técnica es posible llegar a ellos, por lo que es aconsejable practicar en placas pequeñas o sobrantes de metal antes de dañar un grabado ya en proceso.

Al igual que en el procedimiento anterior la lámina debe estar desengrasada y protegida del dorso así como resinada y fundida la brea. Se dibuja el diseño sobre la plancha con un pincel sintético empapado en mordiente concentrado, diluiremos las orillas del mordiente aplicado con pincel a la lámina resinada con agua clara para evitar bordes duros, también podemos proteger alrededor del “Lavis”  con aceite y mezclar con agua para obtener mordidas más accidentales pero ricas en expresividad. Este método puede igualmente enriquecer una plancha ya grabada con otra técnica e incluso acrecentar el aguatinta de una placa ya mordida por el cloruro férrico…

carmenalarconc@hotmail.com

viernes, 20 de enero de 2012

La placa de poliéster



¿Litografía?

Por Carmen Alarcón Collignon

Cada vez es más frecuente la experimentación en la gráfica, hemos avanzado significativamente en la gráfica no tóxica, los soportes utilizados dentro de las artes gráficas industriales han sido materiales para lograr nuevas representaciones gráficas, así como técnicas que permiten desarrollar nuevos procedimientos dentro de la gráfica artística y lograr estampas de resultados novedosos.
La litografía es un proceso de estampación planográfica, esto significa que la superficie es llana, lisa, sin incisiones que retengan la tinta en el hueco; en la planografía la lámina es dibujada mediante un método que permitirá retener la tinta en el dibujo sin morder la plancha. La litografía en poliéster es utilizada en el proceso del offset conocido como directo a placa; las placas de poliéster son relativamente nuevas en el mercado gráfico, se empezaron a usar a finales de la década de los 90’s en el siglo pasado y fue Georges Roberts el primero de los grabadores en utilizarlas en el año 1997. Estas láminas o placas de poliéster tienen la apariencia de una hoja de papel blanco, superficie muy fina y porosa para retener el agua, es muy similar a una placa litográfica de aluminio.
La litopoliéster no es una técnica que vaya a ocupar el lugar de la litografía tradicional realizada sobre una piedra calcárea, es un procedimiento de la gráfica industrial adaptado a la gráfica artística que utiliza el principio de la litografía del rechazo a mezclarse del agua y la grasa; esto abre la posibilidad de utilizar todos los materiales para dibujar que tenemos a prueba de agua: marcadores permanentes, crayolas, lápices de cera, cera para pisos, tóner de copiadora, bolígrafo, etc. Estas láminas son conocidas en el mercado como “prontoplate” o “smartplate”, son planchas muy fáciles de usar ya que se trabajan directas y no necesitan ácidos para elaborar el proyecto, pueden procesarse en la impresora láser o dibujarse con bolígrafo, fáciles de modificar borrando parte del dibujo o adicionándole partes al diseño, estamparse manualmente, en el tórculo o en la prensa litográfica. Son láminas que requieren trabajarse con mucha pulcritud, se recomienda manejarlas con guantes y la limpieza de las placas se hace con detergente de cocina líquido que contenga amoniaco.
Para profundizar en este proceso llevé a cabo una serie de pruebas con los materiales que mencioné arriba como aptos para trabajar este método de estampa; así se preparó en el taller, una lámina lavándola primero con jabón líquido con Amonia, se seco la placa con la secadora de pelo a temperatura baja, para evitar deformaciones, enseguida se dibujo con un bolígrafo de los conocidos como “pluma atómica”, se baño la placa con una solución al 20 % de goma arábiga y agua purificada y se dejó secar sobre la lámina dibujada durante una hora, después se fijo la tinta con calor mediante la pistola de calor industrial, a temperatura muy baja y durante un lapso de tiempo de aproximadamente tres minutos; enseguida se humedeció en una tina para baño, una hoja de papel de prueba (generalmente marquilla de 80grm.) procedí a entintar la placa; después de hacer varias pruebas con distintas tintas, las que mejor resultado arrojaron a la investigación fueron las tintas Van Son, esta vez adicionadas con aceite litográfico,
A otra placa de poliéster nueva le imprimimos el dibujo en la impresora láser, limpiamos la lámina con Quick Tonner Scatter Remover que sirve para quitar los pixeles que salpican la placa, son pequeños puntos conocidos como ruido que al imprimir la lámina se saturan de tinta resultando una estampa sucia. La entintamos con rodillo y la estampamos en el tórculo calcográfico.
Para entintar nuestra lámina de poliéster es necesario humedecer, con un rociador, el lugar en el que vamos a colocarla para entintarla, debe ser una superficie completamente plana; en seguida rociamos la placa con agua y quitamos el exceso con la esponja húmeda, la tinta la esparcimos en una superficie plana, generalmente una losa de mármol o un cristal, con el rodillo de caucho recogemos la tinta y lo pasamos sobre la placa, es aconsejable hacerlo de una sola pasada, aunque debe volver a cargarse el rodillo con tinta y pasarlo sobre la lámina tres veces para que la plancha se cargue de tinta uniformemente, es necesario tener rodillos adecuados para este procedimiento.
Recomiendo limpiar las láminas pasándolas por el tórculo con una hoja de papel revolución hasta que no salga nada impreso en la hoja, después con una esponja se vuelve a humedecer la lámina con la solución de goma arábiga y se deja secar, la lámina está lista para almacenarse, sin embargo si se pretende volver a imprimir, sólo se debe humedecer nuevamente la lámina y ¡listo!...

martes, 24 de marzo de 2009

Grabado no tóxico


Corazón de Noche Amarga
Gráfica Digital


Belleza
Gráfica Digital


Lupe Lupe
Lithopoliéster


Viendo a Lupe
Gráfica Digital


Técnicas alternativas I 
Por Carmen Alarcón Collignon

Cada vez es más frecuente descubrir en el grabador la necesidad de buscar procedimientos alternativos no tóxicos para realizar su trabajo, se percibe la actualidad cómo el tiempo de explorar materiales naturales y medios en los que no se involucren sustancias nocivas, es el momento de la transición entre el grabado tradicional y el grabado no tóxico.
Bajo el rubro de grabado no tóxico se engloban una serie de técnicas de grabado que recurren a diferentes materiales para llevar a cabo el proceso, que van desde los barnices acrílicos hasta los filmes de fotopolímero utilizados para los circuitos impresos en la electrónica.  No obstante que la preocupación es eliminar del taller los elementos que causan toxicidad aún se encuentran en éste, sustancias químicas con las que se enfrenta el artista grabador y con las que debe lidiar con precaución, sin embargo no representan el peligro inminente de la inhalación de vapores tóxicos generados por los solventes, asfaltos, ácidos y resinas del taller tradicional.
Para hablar del grabado no-tóxico es inexcusable empezar con la técnica llamada: punta seca. Técnica de hueco grabado directa, en la que no interviene el ácido; cuyo proceso consiste en incidir la plancha con una punta o aguja de grabador, aunque cabe decir que cualquier objeto que hienda la lámina es adecuado para grabar una imagen sobre ésta. Las puntas para grabar son de acero endurecido resistentes a la fricción con el metal de la lámina, sin embargo se puede utilizar cualquier objeto punzante para herir la placa: agujas, clavos, la punta de un compás...
Cuando se realiza la punta seca sobre lámina de metal, la aguja de grabar deja sobre la placa pequeñas rebabas que al entintar guardan más tinta y producen al imprimir, un efecto aterciopelado y visiblemente manual que confiere a la estampa una atmosfera típica del grabado a la punta seca.
La pequeñas rebabas que produce la punta al incidir en la lámina suelen dejarse, es decir el metal se desplaza a los lados de la línea y ahí permanece, la ubicación de las rebabas depende de la inclinación de la aguja al grabar la lámina, ya que puede dejarlas en uno o en ambos lados; son estas rebabas las que originan el resultado delicado de negros profundos en la estampa final. Las rebabas producidas a lo largo de la línea son finas y tienden a desgastarse con rapidez bajo la presión del tórculo, implican un trabajo de entintado y limpieza escrupulosa, así como un tiraje limitado.
En ocasiones el artista grabador pule la placa para eliminar los rebordes producidos por la aguja, trabajo que debe realizar minuciosamente para evitar borrar la línea o restarle profundidad, también se suele endurecer la lámina por medio de electrólisis, acerar la placa, para evitar que al realizar el tiraje las rebabas desaparezcan y cambie el resultado buscado por el autor. El endurecimiento de la lámina permite un tiraje amplio y casi uniforme, de gran calidad.
Las láminas que se trabajan generalmente con punta seca van desde el cobre, el zinc, el plástico, hasta el poliestireno, incluso casi cualquier superficie que pueda ser grabada  con la aguja es viable para su uso en este proceso. La posibilidad de utilizar tantos y tan diversos materiales para la incisión de la imagen, hacen que la práctica del grabado a la punta seca sea económica y con grandes posibilidades experimentales; como la mezcla de distintas técnicas para lograr una imagen cargada de expresividad.
La punta seca es una de las técnica  más antiguas conocidas dentro de la gráfica, sin embargo, abordar otros procedimientos no tóxicos enriquece los resultados finales en el taller, permite al artista grabador ser considerado con el medio ambiente y observar una filosofía urbana de actualidad; así como encontrar otros procedimientos no tóxicos que consiguen obras gráficas de igual o superior calidad a las logradas mediante procedimientos llamados tradicionales.
Fundamentalmente las nuevas técnicas del llamado grabado no tóxico se asientan en el uso de materiales amables con el medio ambiente, resinas acrílicas, tintas base agua, sales cáusticas y mordientes ecológicos, galvanografía y todos los materiales que permitan la realización del grabado sin riesgo para la salud, así como observar una conducta ecológica en del taller del grabador.
Dentro de la experimentación en el grabado no tóxico uno de los logros importante es la llamada collagraph o colagrafía, técnica aditiva de efectos pictóricos en la cual distintos materiales se agregan a un sustrato rígido y se adhieren por medio de una pasta aglutinante.
Al incorporar el colage como proceso para lograr la matriz de una estampa, las impresiones se enriquecen con los sugestivos relieves que permite lograr la técnica; este procedimiento exige al artista paciencia, ya que requiere de un adhesivo para pegar los elementos o materiales que el artista eligió para realizar la matriz de la estampa; cabe señalar que también es posible para el grabador trazar el dibujo directamente con la pasta aditiva sobre la lámina de cartón grueso o MDF, también anotar que el fibracel o aglomerado de cartón son soportes apropiados para la colagrafía; se debe advertir que es posible elaborar la pasta con resina acrílica, acetato de polivinilo y carbonato de calcio o pasta de modelar.
Una vez obtenida la pasta se distribuye sobre el soporte y se utilizan distintas herramientas para dibujar la imagen, como: pinceles, espátulas, utensilios de uso común, etc. El entintado y la impresión de las estampas es igual que en cualquier técnica calcográfica y los resultados dependen de la sensibilidad y práctica del artista grabador.
Otras técnicas alternativas han sido abordadas en números anteriores, sin embargo hay algunas cuya descripción aun espera en el tintero y de las cuales hablaré en un futuro…

Continuara…

Técnicas alternativas II
Una opción…

Por Carmen Alarcón Collignon

En el mundo del grabado se conocen las técnicas sustractivas y las aditivas, se denominan técnicas aditivas aquellas que se crean a partir de la suma de materiales a la lámina. Una de las alternativas del llamado grabado no tóxico es construir la matriz del grabado a partir de un soporte rígido, que puede ser metal, madera, cartón, plexiglás o cualquier material rígido al que el artista grabador le adhiere diversos materiales como: arenas, resinas, colas o pegamentos, barnices, soldadura, masilla, geso, resinas epóxicas…con los que forma la imagen a partir de la superposición de estas sustancias sobre el soporte rígido elegido como matriz y mediante la creación de diferentes texturas que retendrán la tinta y permitirán el subsecuente estampado; lo que otorga al grabado el efecto matérico y de textura propio de estas técnicas.
Además de la colagrafía existen otras técnicas en las que el artista grabador utiliza las resinas para realizar su obra gráfica; para poder catalogar estos proceso se diferencian, básicamente, por las texturas del material utilizado; así, otra de las técnicas aditivas que permite obtener efectos pictóricos es la conocida como Carborundo. El proceso que se sigue para realizar esta técnica inicia con la adición de un aglutinante o adhesivo sobre el diseño de la lámina a la que se le espolvoreará el carborundo, se sacude el sobrante, se deja secar, se entinta y se procede a estampar la imagen. En algunos casos conviene hacer una mixtura diluyendo el adhesivo y el carborundo, y después proceder a pintar con esta mezcla sobre la lámina o matriz, medio que le da al grabado la expresividad pictórica característica de la técnica.
Cabe decir que el carburo de silicio es conocido como carborundo y se prepara al someter a una temperatura muy elevada una mezcla de coque (residuos de combustible sólido o líquido combustionado), arena de sílice y cloruro de sodio (sal común) y da como resultado una maza de extraordinaria dureza, muy cercana a la dureza del diamante; lo que permite sustituir con el carborundo al esmeril.
El uso de este material concede a la matriz zonas granuladas con gran capacidad de retención de tinta que conceden a la estampación negros aterciopelados sólo logrados mediante esta técnica, esta cualidad de texturización también se traslada al papel, al imprimir la estampa en él.
La calidad de los negros depende directamente de la cantidad de carborundo utilizado, cuya textura rugosa retiene mayor cantidad de tinta y produce en la estampa una impresión de mancha, deja en el papel un profundo relieve al pasarlo por el tórculo en el proceso de estampación.
El grabado al carborundo fue inventado por Henry Goetz en los años 70’s, es un proceso que permite combinar otros procedimientos gráficos directos o indirectos, proporciona un resultado expresivo lleno de texturas y de clara característica pictórica.
Otro de los procedimientos del grabado sin ácido es la adhesión de una película fotosensible sobre la lámina, en el que el diseño se elabora en un acetato o fotolito y después se traslada a la matriz por medio de la luz ultra violeta para sensibilizar la imagen, se procede al revelado con una solución de agua tibia y un poco de carbonato de sodio; esta técnica permite obtener imágenes fotográficas o digitales con efectos de aguafuerte y aguatinta dentro de las técnicas alternativas del grabado no tóxico.
Es conveniente y oportuno mencionar el gliclée (palabra francesa que significa “rociado” de tinta), como técnica de impresión digital de alta resolución que permite obtener estampas de gran calidad mediante la impresión en inyección de tinta sobre papeles muy finos, de algodón, para acuarela o en lienzo. El gliclée es una reproducción también conocida como estampa digital, debe ir firmada como original múltiple por el artista; sin embargo existe una gran polémica en el mundo de la gráfica respecto al valor artístico de estas estampas; con todo, es el autor el que define lo que es su obra, por lo tanto, la firma de estas reproducciones y el control de la edición dependen íntegramente de la honestidad del artista y del editor.
Sin embargo cabe anotar que la impresión en inyección de tinta se puede combinar con materiales y técnicas convencionales, explorar el mundo digital, manipular la imagen para crear un nuevo diseño; mezclar materiales de pintura o grabado con el arte digital le permite al artista incursionar en el mundo de la tecnología de la mano del arte tradicional.
Integrar lo digital con lo convencional en el arte es un proceso excitante que incrementa en el artista su nivel de creatividad, borra los límites entre las disciplinas y abre nuevas posibilidades para la creación y reproducción de originales múltiples seriados. Entender la tecnología de punta e identificarla como una herramienta de gran potencial expresivo otorga al artista grabador una habilidad que otros artistas no interesados en la tecnología, no poseen.